Fr. Juan Fernando Alzate, LC
Háblenos de ese momento que marcó su camino al sacerdocio ¿Qué lo hizo pensar en ser sacerdote?
Que no me estafen… yo quiero una cosa para siempre. La visita de una amiga de mi mamá a casa abre la puerta donde el abismo de eternidad se presente a los 7 años, quien abrió esta puerta fue una simple y común pregunta: ¿Juan qué quieres ser cuando seas grande? Recuerdo que me vino a la mente dos respuestas: médico para este mundo, sacerdote para la eternidad. Con la rapidez de un niño que quiere irse a jugar respondí: que no me «tumben» yo quiero una cosa para siempre: quiero ser sacerdote.
¿Por qué la legión y no otro lugar?
Cuando visité el Centro Vocacional dije: «Este es mi lugar». El niño escucha más fácil la voz de Dios; no era fácil para mí pues me gustaba mucho estar en mi casa, pero sabía que ese era mi lugar, podría decir que era un niño mimado por los abuelos y mis papás, con una hermana maravillosa con la cual jugar y pelear y muy amiguero. Me metían en clases de todo tipo, me gustaba mucho mi casa, pero sabía que debía dar ese paso.
¿Qué ha sido lo que más le ha ayudado en su vocación?
Lo que más me ha ayudado en mi vocación es experimentar cuánto el Señor me ama y que la iniciativa es suya. Yo sólo correspondo.
Un santo para imitar
San Juan Pablo II
¿En qué le gustaría ejercer su ministerio sacerdotal?
En ayudar a los jóvenes a hacer la experiencia de cuánto el Señor los ama.
Si tuviera que sintetizar en una palabra lo que quisiera que fuera su sacerdocio, ¿cuál sería?
Amor misericordioso.
¿Qué le gustaría aportar como sacerdote a la familia del Regnum Christi?
Que todos como familia hagamos la experiencia de cuánto el Señor nos ama y que no es un amor etéreo, sino un amor que se encarna en rostros y situaciones. Es la invitación a corresponder a un amor que se nos da totalmente, pues en Él sólo se haya el descanso de un corazón que le busca segundo a segundo.
Muchas gracias de antemano y les mando un saludo,
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